¿Cómo mantener viva la memoria?

Por: Shingo Yamazaki

PERSEVERANCIA Y VOLUNTARIEDAD

Japón es un país de voluntarios. No se trata de un asunto circunstancial. Los ejércitos de personas de la tercera edad que cargan pinzas para recoger alguna basura sobre las aceras; los estudiantes dispuestos a ponerse la camiseta y sudar lo necesario para sacar adelante un evento; las damas que ofrecen té y comida en las reuniones masivas…no son personas que azarosamente se ofrecen a ayudar ante una tragedia. La voluntad los ha movido desde siempre.
Luego de las catástrofes naturales de marzo de 2011, muchas zonas de este país, se han visto realmente necesitadas de asistencia masiva. No se trata solamente de presupuesto económico y alta tecnología para la reconstrucción de lugares y remoción de escombros. Se necesitan manos y voluntad.
A los voluntarios naturales de Japón se han sumado amplias delegaciones de colaboradores de otros países en misiones especiales de rescate. También se han organizado misiones de ayuda entre estudiantes extranjeros. Por momentos han sido tantos los colaboradores, que las mismas poblaciones afectadas no tienen infraestructura para recibirles. Esta tendencia, a colaborar ¿será suficiente para superar la tragedia?

Ya han pasado algunos meses del gran terremoto en Tohoku que cambió el sentido de muchas cosas en Japón. Para estas fechas, aunque muchos problemas se han resuelto, todavía quedan muchos asuntos por resolver. Gran parte de la ayuda para recuperar el ritmo de la vida diaria, se debe a la participación de numerosas delegaciones de voluntarios.
Apenas a unos días de haber sucedido este aterrador terremoto, mucha gente se dispuso para colaborar como voluntaria. Algunos fueron directamente al lugar donde ocurrió el terremoto y llevaron los productos básicos que faltaban en los refugios, como: alimentos, bebidas, ropa, etc. Entre abril y mayo muchos medios de comunicación transmitieron reportajes sobre la labor que llevaron a cabo los voluntarios en Tohoku.
Así que cabría preguntarse ¿todavía mucha gente va a ir allí para trabajar como voluntaria? Lamentablemente, la respuesta es: no. Algo está mermando la voluntad.
¿Por qué ahora ya no hay tanta gente en calidad de voluntaria? El periódico japonés Mainichi ha explicado que: “mucha gente que colaboraba como voluntaria, por ejemplo los estudiantes y los trabajadores, dejaron de hacerlo porque tuvieron que volver a sus actividades en su escuela o en las compañías”.
De hecho, desde el 3 de mayo (en Japón en esos días había un período de descanso), se registraban 2 mil 793 personas que estaban haciendo labor voluntaria, pero después el 10 de mayo la cifra disminuyó a sólo 646 personas.
Entonces ¿qué tenemos que hacer para que se mantenga el trabajo voluntario? Como una idea, voceros del Ministerio de Educación y Ciencia han propuesto que estudiantes universitarios pudieran recibir los créditos equivalentes a sus asignaturas por hacer trabajo voluntario en el lugar del terremoto.
Por otra parte, algunas compañías han dado instrucciones a sus trabajadores para que vayan a ayudar la gente de Tohoku. Sin embargo, en realidad no muchos han realizado este plan.
Esto significa que el gobierno tendría que mejorar o considerar otras maneras de llevar a cabo este tipo de planes, y coordinar estas iniciativas con compañías a instituciones públicas y privadas.
Además, lo más importante es no olvidar esta catástrofe. No olvidar significa no sólo tener en cuenta al pueblo japonés, sino también que los países extranjeros y el pueblo de esas naciones extranjeras continúen aportando su ayuda.
A partir de este terremoto la sorpresa en todo el todo el mundo fue grande. Mucha gente se conmovió al ver las imágenes del tsunami. Ha sido una verdadera catástrofe y los efectos podrían ser duraderos. Por eso es necesario recuperar la memoria, incentivar a la colaboración, no dejar que decaiga la voluntad y mantener los esfuerzos necesarios para la recuperación, insistir, luchar…perseverar.